“La vida es como andar en bicicleta. Para mantener el equilibrio, debes seguir moviéndote”, escribió Albert Einstein. Para uno de los genios de la humanidad, el ciclismo era una buena síntesis de lo que significa vivir. En Tucumán, andar en bici se volvió una de las actividades deportivas más relevantes. En todo el mundo, eso se acentuó a partir de la pandemia, porque el ciclismo se adaptaba a la realidad que impuso el virus del covid-19.
Muchos no podían practicar su deporte preferido, así que el ciclismo se transformó en una alternativa para canalizar ese deseo. “Como les digo a los clientes y amigos de la bicicletería: es un camino de ida. Nunca se termina, empezás a escalar niveles y se hace cada vez más interesante y divertido”, afirma Sebastián Gómez Lassalle. Él fue múltiple campeón tucumano (ganó 10 de los 11 torneos que corrió), campeón de la Copa Argentina y dos veces subcampeón argentino. Pero ¿de qué especialidad? Gómez Lassalle es descensista, una de las tantas maneras de usar una bicicleta en Tucumán.
Eso que él cuenta -que al subir a una bici no se baja nunca más- fue lo que se experimentó durante la pandemia. Muchos iniciaron un recorrido pensando en ver una bandera a cuadros, pero terminaron encontrando una pasión sin meta final. El abanico de prácticas ciclistas en la provincia es tan amplio que establecer un ranking de popularidad sería injusto. Más que medir cuántos pedalean en cada disciplina, conviene fijarse en el entusiasmo que despierta cada una. En esa tabla, todas quedan primeras.
Gómez Lassalle se especializa en bajar la montaña con una bicicleta adaptada para eso. Es adrenalina pura. Pero en el llano, ese tipo de bici requiere esfuerzo extra por su peso. Después, ni siquiera sirve para hacer los mandados.
El ciclismo de montaña fue el que más se consolidó tras la pandemia, aunque ya venía creciendo por una razón geográfica: la cercanía con una naturaleza ideal para una actividad cautivadora. Así, en Tucumán conviven el ciclismo de ruta, pista, montaña (en sus versiones cross country y rural bike), descenso y enduro. Todas tienen su costado recreativo a tiempo completo, y en lo competitivo, cada una celebra al menos una carrera al año.
Hace tres años se inauguró la pista de ciclismo en el parque 9 de Julio. El viejo autódromo fue reacondicionado con un asfalto más apto y de mejor calidad. Desde octubre de 2022, la pista está activa. Las gestiones para concretarla fueron impulsadas por la Asociación Ciclista Tucumana (ACT), que mantuvo diálogo con distintos gobiernos, pero se hicieron realidad durante la intendencia de Germán Alfaro y bajo la presidencia de Néstor Reynoso en la ACT.
Dos años después de la inauguración de la pista en el parque 9 de Julio, pasó lo que Reynoso anticipaba. “Tongo” sabía que la avenida Perón se descongestionaría. Esa traza, en el oeste tucumano, sigue siendo predilecta para entrenar. ¿Por qué? Porque cuando se inauguró en 1995 conectó la ciudad con la montaña y ofreció un asfalto similar al de las rutas usadas para entrenarse. Ya entonces, el mountain bike estaba en auge. La Perón reúne varios factores en un solo lugar: asfalto decente, una rotonda útil para simular técnica y el cerro, lleno de sendas, a pasos de distancia.
Ahí radica el motivo por el que los ciclistas de montaña siguen yendo a una avenida pública. Luego -o antes- pueden adentrarse en el cerro. Eso no lo ofrece el ex autódromo. La avenida les ofrece mayor integración en el entrenamiento sin tener que desplazarse a otro punto. Aunque en la pista de ciclismo se recrearon algunos obstáculos como los que se pueden encontrar en la montaña, no es lo mismo adquirir la técnica en uno u otro sector.
La combinación ideal sería usar la pista y luego la montaña, pero requiere tiempo, y no todos pueden. Aun así, los visitantes que corren en Tucumán destacan una ventaja: se puede llegar a la montaña en bici. En casi ninguna otra provincia sucede eso. Generalmente hay que hacer varios kilómetros en otro vehículo hasta el destino de entrenamiento.
En el ex autódromo
La pista del parque 9 de Julio, ubicada en el ex autódromo, es gratuita y de libre acceso. Forma parte de una repartición municipal. Quienes dan clases cobran de forma particular.
La pista es de todos. Eso genera alguna tensión, porque también van runners, caminantes y familias. Este último grupo creció desde que mejoró la seguridad e iluminación. Sergio Flores es el regente desde hace dos años. Para él, la actividad no va a detenerse. Su visión es clara: ya no se puede pensar solo en ciclismo. Lo que ocurre allí es más grande y esperanzador. Es la gente -deseosa de bienestar- la que llena ese espacio con hábitos saludables.
El desafío, según Flores, está en ordenar la actividad. Algo que él ya propuso es la cartelería, capacitación del personal municipal y pautas de convivencia entre quienes entrenan y quienes solo van a pasear. Por tradición, los ruteros y pisteros se sienten con cierta prioridad. No es capricho: es amor por lo que se cuida. Desde que el autódromo dejó de ser tal, la ACT lo considera parte de su casa. Más ahora que hay fondos y voluntad para revalorizarlo. La casa ya está linda, pero puede estar mejor.
Es un buen panorama para la ACT, hoy presidida por Héctor Teves. La pista puede mejorar, pero sirve para desarrollar talentos. Un ejemplo reciente: Valentina Vercellone fue tercera en la última etapa de la Vuelta Internacional de San Juan y ganó la malla de campeona en metas sprint. Fue invitada por un equipo sanjuanino.
“Tucumán tiene buenos valores y talentos”, destaca Teves. “Falta apoyo del gobierno para que puedan competir fuera de la provincia. El ciclismo es un deporte caro: preparar al deportista, a la bici y los traslados cuesta mucho”, advierte.
“No podría calificar a nuestro ciclismo con un número. Pero sí puedo decir que donde haya una camiseta tucumana, ese ciclista dejará todo y obtendrá buenos resultados”, reconoce.
Uno de esos nombres es Lucas Konecny. Campeón en pista, pero sin pista. En 2019 ganó el premio LA GACETA al mejor ciclista. En 2018, con 18 años, ganó medallas de bronce en el Argentino de Pista en Mendoza y marcó récords tucumanos en kilómetro, 200 y 500 metros. “Siempre lo veía como un sueño. No tenía pista. Pero con sacrificio y el apoyo de mi familia, lo logré”, recuerda.
Hoy, con 24, las ganas siguen intactas. Nota un cambio: “El nivel del ciclismo tucumano en Juveniles, Élite y Máster creció”, dice cada vez que se entrena en la pista. Su presencia eleva el nivel. “Ojalá el deporte siga creciendo y mejorando cada vez más”, desea quien empezó a los cuatro años con el mountain bike y luego pasó a las ruedas finas.